Como parte del proyecto Inspira Vida, un grupo de voluntarios inspiradores, junto con jóvenes de servicio social, padres de familia, la directora y maestros de la Ciudad de México, unieron esfuerzos para renovar la escuela Anton Makarenko. A través de dibujos vibrantes y llenos de color, no solo embellecieron el espacio, sino que también reflejaron un acto profundo de generosidad y visión. Cada trazo alegre no solo decoró los muros, sino que creó un puente entre el arte y el aprendizaje. Cada pincelada es una invitación a soñar, explorar y construir un entorno en el que los niños se sientan inspirados y libres. Este gesto simbólico nos recuerda el poder del arte para transformar, no solo los espacios, sino también la mente y el corazón de quienes lo experimentan. Únete a nuestras actividades de voluntariado.

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